Para mí, la respuesta está clara. Por un lado, está mi ética como persona. No hago daño a un perro si puedo evitarlo, y si puedo ayudar a un perro sin darle un tirón de correa, lo haré. Los tirones de correa no sólo "corrigen" al perro, le meten miedo, le coartan. Cuando trabajas en terapia de comportamiento, no buscas sólo corregir la conducta, sino modificar la motivación, la emoción, que provoca la conducta.
Una conducta es una reacción a algo que ocurre en el entorno. El cerebro recibe una señal (un perro ve a otro perro), y en ese momento reúne dos cosas en la mente: emoción y experiencias anteriores (ese perro desconocido me da miedo porque...). Entonces el perro exhibe una conducta acorde con la emoción que está sintiendo, y su experiencia (como tiene miedo, entra en modo lucha-o-huye, va de la correa, no puede huir, entra en modo lucha). Y ya tenemos un perro agresivo con otros perros mientras pasea de la correa.
Antes de entrar a valorar cómo funciona el método "tradicional" de adiestramiento, voy a explicar qué es la depresión por indefensión aprendida.
La indefensión aprendida aparece cuando un animal (desde las moscas hasta los humanos) se encuentra en una situación de estrés sobre la que no tiene ningún control. No puede escapar de esta situación, lo que le produce miedo y situación de indefensión. La primera reacción es luchar contra la situación, o huir de ella (la reacción huye-o-lucha de la que hablábamos antes). Pero según pasa el tiempo, y el animal ve que no puede escapar de la situación, la cosa cambia. El animal deja de moverse, deja de luchar, y se deja hacer. Se ha instaurado la depresión por indefensión aprendida. El estado de ánimo cambia, el animal asume que no puede hacer nada para mejorar y se rinde. Lo interesante (y triste) de esta indefensión, es que este comportamiento permanece en el tiempo, y aunque la situación cambie, y el animal pueda volver a controlar el estímulo negativo, no lo hace.
El experimento que originó esta teoría es de los años 60, y se realizó con perros.
En una primera fase del experimento, se disponía a un grupo de perros sujetos con un arnés. Se les administraba una descarga eléctrica, pero mientras que los perros del grupo 1 podían detener el shock presionando una palanca, los del grupo 2 no podían hacer nada por evitar la descarga. El shock, para ese segundo grupo, paraba aleatoriamente (en realidad paraba cuando el perro del grupo 1 apretaba la palanca, pero eso el perro 2 no lo sabía).
En una segunda fase, se colocaba a un perro en un recinto cerrado, del que no podía salir. Se ponía una pequeña verja (saltable) en el medio. El suelo de uno de los lados estaba electrificado, el otro no. Los perros que habían estado en el grupo 1 aprendían rápidamente a saltar la pequeña verja para escapar de la descarga. Los perros del grupo 2 ni lo intentaban, y simplemente yacían tumbados en un rincón del recinto, gimiendo. No evitaban el shock, porque ni siquiera se les ocurría que pudieran hacerlo. Habían generalizado la respuesta de indefensión, habían entrado en depresión.
Os pongo un vídeo de ejemplo, en personas, sobre la rapidez de instauración de esta depresión por indefensión. Está en inglés con subtítulos en español, no he encontrado traducción.
En este vídeo una profesora de psicología entrega un problema a un grupo de alumnos. A todos les da unas letras y les pide que hagan una palabra que contenga todas las letras que están en la tarjeta. La mitad del grupo tiene un conjunto de letras fácilmente ordenables en varias palabras, mientras que la otra mitad tiene unas letras que son imposibles de juntar para formar una palabra. Tras dos intentos de esta forma, la tercera tarjeta, en los dos grupos, tiene un problema de fácil solución. Los alumnos del grupo dos son incapaces de formar palabras con esas letras, a pesar de que el problema tenía fácil solución.
En menos de cinco minutos, y con una tarea bastante poco traumática, unos universitarios se convierten en personas inseguras, dóciles, que no encuentran fuerzas ni para resolver un sencillísimo problema.
Así que ¿qué pasa con nuestros perros durante un adiestramiento "tradicional"?
Pues esto mismo es lo que pasa. El adiestrador llega, coge al perro, le pone una correa. El perro ya no puede huir. El perro empieza a pelear. El adiestrador no afloja, no le deja ir, le cuelga, le da tirones... hasta que el perro entra en indefensión aprendida. Recordemos que se tarda menos de 5 minutos en provocarla, y eso en humanos...
Resultado: un perro que nos sigue, dócil, que no reacciona a estímulos externos. Lo sacamos de paseo y "se porta fenomenal". ¿Ha aprendido algo? No. ¿Han cambiado sus emociones? No, o por lo menos no a mejor. ¿Ha funcionado la "terapia"? Pues aparentemente, sí.
Os dejo un vídeo de César Millán. Lo he elegido porque es el programa sobre perros que la gente ve. Y por desgracia, pone en práctica. Y no he buscado mucho, es uno de los primeros que salen cuando metes en youtube "cesar millan pasear perro". Pero es un ejemplo perfecto de lo que os he contado. Hay que fijarse en el lenguaje corporal del perro. No saca en ningún momento el rabo de entre las patas, está totalmente acojonado, y perdonad mi expresión. César se enfrenta a él mirándole fijo (amenaza), le pone una correa (ya no puede huir), se pelea con él un par de minutos (y gana, claro, el collar en la garganta es muy doloroso, y el perro no es nada agresivo) y voilá! tiene al perro paseando por su barrio sin atacar a nadie ni tirar de la correa. Fijaros en el cuerpo del perro. Va mirando al frente sin atender a nada, echando señales de calma a diestro y siniestro, con el rabo entre las patas. ¿Es un perro curado? No, es un perro deprimido.
Pero ¿cuál es el problema? preguntaréis. El perro se porta bien en la calle, que es lo que yo quiero...
Pues el "problema" (aparte de la ética de todo el asunto) es que la indefensión no dura para siempre. Al cabo de unas 48 horas, el efecto empieza a pasarse. Así que entonces tienes que seguir torturando al animal, para que siga en ese estado de depresión, que siga "portándose bien". Cosa que casi ningún dueño hace... no sé si por gracia o por desgracia...
Total, que como no hemos cambiado el origen del problema, el problema vuelve a resurgir. Si teníamos un perro que tenía miedo de otros perros, y se comportaba agresivamente con ellos, les seguirá teniendo miedo. Y ahora viene lo peor. Porque tu perro antes no te tenía miedo a tí, pero ahora sí. Y antes confiaba en tí, pero ahora no. No sólo eso, sino que has intensificado el miedo del perro, así que cuando reaccione, reaccionará más intensamente que antes. Si sólo ladraba, gruñirá, si gruñía, morderá, y si mordía... pues se saltará todos los pasos intermedios (que claramente no funcionaban para mantener alejado el peligro) y pasará del punto 1, ver a un perro, al punto 5, morder al perro, sin dar ni un aviso.
Y hay más consecuencias a la depresión, aparte de las obvias. Los perros generalizan esa ansiedad, y la presentan en más situaciones. Generalizan el miedo, y empiezan a tener miedo de cosas que antes toleraban. Sufren problemas de estómago y enfermedades relacionadas con el estrés. Sus circuitos cerebrales cambian, y les dejan de gustar cosas que antes les gustaban.
Que ¿cuál es la solución?
Pues trabajar con el problema real, que no es que el perro tire de la correa, o que se pelee. El problema normalmente es que el perro tiene miedo (o ansiedad). Y si no eliminamos el miedo, no hacemos nada. Hay que desensibilizar al perro, hacer un contracondicionamiento, o practicar el B.A.T.
Lo que sea, menos torturar al perro, que ya tiene suficiente.
PD: no quiero hablar de los adiestradores que (por desgracia) salen en la tele, sean extranjeros o nacionales. He elegido este vídeo, pero como éste hay unos mil, de César Millán y de otros adiestradores. Que hacen burradas tremendas a diario delante de millones de personas. Os invito a quitarle el sonido a los programas y a observar a los perros. Sus posturas, sus señales de calma. Y las de ellos. A ver si podéis mirarlos más de diez minutos... sin cabrearos. Yo no.
Inspiración (y cabreo) vía un vídeo de denuncia que subió mi amigo Richard, de Dogsenjoy. Id a ved el vídeo, pero os advierto que es muy, muy duro.
Bibliografía:
1.
Enkel, T., Spanagel, R., Vollmayr, B. & Schneider, M. Stress triggers anhedonia in rats bred for learned helplessness. Behavioural Brain Research 209, 183–186 (2010).
2.
Overmier, J. Bruce & Seligman, Martin E. Effects of Inescapable Shock Upon Subsequent Escape and Avoidance Responding. Journal of Comparative and Physiological Psychology 63, 28–33 (1967).
Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es