jueves, 28 de abril de 2011

Tratando la fobia a los ruidos (y a otras cosas)

Perro con miedo a las tormentas
Llevo ya un rato al ordenador, cribando pistas para hacer un cd para un perrito con fobias varias. Así que he pensado "me hago un descanso y lo cuento en el blog" que estoy que no puedo más con tanto ruido, trueno y explosión.

La fobia a los ruidos, ya sea producidos por tormentas, tráfico pesado, cohetes... se trata de una manera muy simple. Por desensibilización y contracondicionamiento. Pero primero hay que preparar bien al perro. Le enseñaremos unos ejercicios sencillos de relajación, para que en el momento que empecemos la terapia su cerebro esté en "modo trabajo, atento pero relajado". Muchas veces nos ayudamos de masajes y terapia olfativa para llegar a este estado de ánimo. Una vez tenemos el perro con el estado de ánimo adecuado, comenzamos la terapia.

La desensibilización consiste en presentar al perro el estímulo que le produce temor, por ejemplo el ruido de un cohete, pero de una forma tan débil que no provoque ninguna respuesta en el perro. Ni de miedo, ni de atracción, que sea tan suave que el perro pueda ignorarlo. Poco a poco se va subiendo el volumen del sonido,  pero siempre por debajo del umbral de estimulación del perro. Al subir el volumen debe prestar atención, pero no mostrarse nervioso o ansioso. La desensibilización es muy eficaz, pero muy lenta. Para acelerar un poco el proceso recurrimos al segundo método.

El contracondicionamiento consiste en presentar al perro el estímulo que produce miedo, a baja intensidad pero  ya no necesariamente tan baja. El perro puede mostrar una ligera inquietud. A la vez que le presentamos el ruido, daremos al perro algún tipo de refuerzo positivo. Normalmente utilizamos comida o juego, dependiendo del perro. Una vez el perro esté aceptando la comida o el juego, e ignorando el ruido, podemos subir un punto la intensidad del sonido.
Esquema del contracondicionamiento. Pincha aquí para ampliar

Es muy importante que todo el proceso se siga por debajo del umbral de miedo del perro, porque si no conseguiremos que el perro no sólo no pierda el miedo, sino que sensibilice y cada vez tenga miedo a estímulos más débiles. Por eso es importante que nos ayude un profesional, que sepa "leer" al perro y que sepa hasta donde podemos llegar durante el tratamiento, y lo rápido o despacio que debemos ir. Este tratamiento parece muy sencillo, pero es muy delicado, y se necesita ser constante, pues necesitaremos muchas sesiones antes de que el perro pueda presentarse ante el estímulo "de verdad" sin pasar miedo.

Otra forma de eliminar un miedo o una fobia es la inundación. Consiste en presentar al perro lo que le da miedo, a una intensidad muy elevada, y forzarlo a soportar toda esa ansiedad, hasta que en un momento dado se relaja, y en teoría, perdería el miedo. Últimamente se ha puesto de moda gracias a algunos programas televisivos que la presentan como una solución rápida a estos temores. El problema es sencillo pero para mí insalvable. Igual que en una sesión puedes "curar" al perro, si no se hace bien puedes crearle una fobia tan grande que nunca pueda superarla. La línea que separa el éxito del fracaso total es muy fina, es una terapia que causa un grandísimo malestar al perro, y en mi opinión no debería utilizarse salvo contadísimas excepciones y siempre bajo un estrecho control.

Así que aquí estoy, recopilando sonidos de explosiones, tráfico intenso y tormentas, para comenzar la terapia con un perro fóbico. Me gusta crear mis propias colecciones, a la medida de las fobias de cada perro (venden cd's con remezclas ya hechas) porque así puedo intercalar los ruidos de alta intensidad con algunos de baja (para ese perro en concreto) y porque además así puedo meter sonidos cotidianos que en los preparados comercialmente no vienen, como llantos de bebés, aspiradoras, taladros... 

Este cd lo utilizamos para hacer la terapia, antes de meter al perro en ese tráfico intenso que le da miedo, o antes de la temporada de tormentas, o antes de Fallas, por ejemplo. Yo recomiendo ponerlo en un "home cinema", si se puede, porque lo del "dolby surround" ayuda a hacer más real la "experiencia".

Estos cd's también me sirven para ayudar con otros miedos, como por ejemplo las fobias sociales. Toda experiencia lleva un sonido asociado, como por ejemplo los niños que juegan en el parque, que chillan, hablan, cantan... Si le quitamos al perro el miedo a estos ruidos, estaremos quitándole una buena parte de su miedo (porque ¿qué sería de las películas de terror sin su música tétrica, sus suelos sin crujidos y sus puertas chirriantes?).

¡Ah! todo esto puede hacerse "a pelo", o con la ayuda de medicación (prescrita siempre por un veterinario), para acelerar el proceso y ayudar al perro a superarlo con menor estrés. Y por si acaso llega la temporada de tormentas antes de tiempo, como este año, no "cargarnos" la terapia a la mitad (porque es muy  importante no presentar el ruido a todo volumen antes de que el perro esté preparado, pero ¡ay! esto no es siempre posible).

lunes, 25 de abril de 2011

Pizza "confortable" celíaca e intolerante (a la lactosa)


Los americanos tienen un término que me encanta "comfort food". Es eso que te apetece comer cuando estás cansado, deprimido... esas comidas que te hacen sentir "calentito" por dentro. Según un estudio, los varones tienden a comer filetes o guisos, mientras que las mujeres nos tiramos al chocolate, las patatas fritas... ¿os suena de algo?

Pues para mí la pizza es una gran comida de "confort". Antes de saber lo de mi intolerancia al gluten, cenábamos pizza "hecha en casa" por lo menos una vez por semana. Comprábamos la masa fresca, esa que venden enrollada (de Buitoni primero, luego apareció la de Casa Tarradellas, nos gustaban igual) y le poníamos por encima lo que fuera que hubiera en la nevera.

Luego yo me enteré de que era celíaca, y de que Guardabosques era intolerante a la lactosa, y se nos fastidió. Y eso que ya Telepizza tiene pizzas para celíacos (por lo visto depende de la tienda, en la publicidad general no viene, hay que llamar a tu tienda y preguntar). Pero claro, en mi minipueblo de la sierra no hay Telepizza, hay otra cadena que no tiene pizzas sin gluten.

Así que ¡a amasar se ha dicho! Bueno, yo no amaso, que para eso tengo una estupenda termomix, que por lo menos me quita algo de trabajo. Llevo trasteando con la receta de la pizza dos años. Y es que no hay forma de que quede BUENA. Hombre, no queda del todo mal, pero no es lo mismo. A mí me quita el "mono" pero Guardabosques me mira con ojos de corderito degollado ("con lo buena que estaba antes..."). Y otra vez a cambiar la receta, y a probar de nuevo.

Dejo aquí mi última receta, un mix entre las recetas de pizza calzone y pizza de "La Cocina de Pikerita" (gracias, guapa, que haría yo sin tí) y la pizza napolitana de "Con pan y postre":

Ingredientes:

Pizza justo antes de salir del horno
250gr de harina panificable Proceli (o Special line o Auchan)
50 gr de harina alta en proteína (garbanzo, trigo sarraceno o mezcla de las dos) Para la masa madre express
130 ml de de leche (normal, de soja o arroz)
50 gr de aceite de oliva virgen extra
1 cucharada de miel
1 cucharadita de sal
100 gr de Masa madre normal o "express"

Masa madre express: mezcla en un bote medio sobre de levadura de panadería o 20 gr de levadura fresca, 50 gr de agua calentita, los 50 gr de las harinas altas en proteína y una cucharadita de azúcar. Deja reposar unos 10-15 min en un sitio calentito (encima del radiador lo dejo yo). Cuando tenga burbujitas, está lista para usar.

Poner en un bol, en la panificadora o en la termomix  la leche, el aceite, la miel y la masa madre. Mezclar a mano o a velocidad 6 en la termomix. En la panificadora, elegir el programa que sólo amasa.

Una vez mezclado, echar encima la harina Proceli con la sal y seguir batiendo hasta que se integre en una bola. En la termomix, 2 minutos velocidad espiga. Mi panificadora amasa 10 minutos.

Dejar reposar media hora, en un sitio calentito: horno precalentado y apagado, encima de un radiador, dentro de la pani o en la termomix, como prefieras.

Saca la masa, úntate las manos bien con aceite, y coge un papel de horno y úntalo también de aceite. Estira la masa con el rodillo también aceitado. Esta masa se estira super bien, no se pega y no se rompe, se puede dejar super fina.

Ahora decide si la quieres muy finita o esponjosa. Si la quieres finita, ponle los ingredientes que quieras, y la horneas tal cual. Si la quieres más esponjosa, déjala levar una hora más antes de montarla.

¿Qué le pones por encima? Pues puedes poner lo que más te apetezca. Yo le suelo poner tomate frito o salsa para pasta de albahaca y orégano y luego:
- Leonesa: cecina
- Spanish Hawaii: piña y jamón serrano
- Atún mediterráneo: atún, aceitunas y piñones
- Coca de atún: cebollita cruda en rodajitas finas, pimiento rojo, aceitunas y atún
Luego bien de queso por encima (del que puedas tomar, mozzarella de verdad, lonchas de sin lactosa o queso de soja)

Para que te quede bien crujiente por abajo, hornéala directamente en la bandeja del horno, bien aceitada, y no sobre papel vegetal, que quedaría blandurria. Si tienes piedra de horno, pues mejor.

Hornear a 200ºC unos 20-25 minutos, hasta que tenga buena pinta.
Esta pinta:

¡A cenar!
Ha quedado riquísima, sabe a pizza de verdad, hasta Guardabosques me ha dado la enhorabuena.

Por cierto, que a mí me sale para dos pizzas medianillas, horneo una, congelo la otra. ¡Nuestra cena de los viernes!

Por cierto, resulta que justo hoy Pikerita ha comenzado en su blog un sorteo de un libro de cocina para celíacos, con superbuena pinta. Si os interesa, seguir el link a su blog, ¡y haceros seguidores, que merece la pena!!  http://pikerita.blogspot.com/2011/04/quiero-regalar-un-libro.html

domingo, 24 de abril de 2011

De Vacaciones Furgoneteras (y celíacas) en el Cabo de Gata

Paseando en la playa de Aguamarga, de mañanita
Después de estudiarnos el mapa del tiempo de esta semana, elegimos Cabo de Gata para pasar unos días de vacaciones. Eso es lo bueno de ir en la furgoneta, que hasta el mismo día de irte no tienes que decidir a dónde vas. Y acertamos, porque nos ha hecho un poco de viento, pero por lo demás buena temperatura ¡y buena compañía!

Nos juntamos allí con unos amigos, y hemos pasado unos días fenomenales, básicamente haciendo el vago al sol y comiendo. Ése es otro efecto secundario de ir en la furgo. Tienes la nevera y el armario de la comida todo el rato al alcance de la mano. Tú y toooodos los que viajan contigo. Cuando uno no tiene hambre, alguien siempre saca algo de picar. Y claro, pues picas.
Amigos, furgos, niños, perros, playa ... Playa del Playazo
Y a lo que iba. El viajar en furgo es comodísimo para un celíaco. Sales de casa con los armarios lleeeeenos de comida apta, panes y bollos especiales y precocinados mirados con lupa... pero llega la hora de comer. Todo el mundo te invita. Y tienes que pasarte el día "no, no puedo, gracias". "¿Ha tocado el pan? no, entonces no puedo, gracias". La mejor "¿puedo ver el paquete? a ver si de esto puedo comer..." Así todo el día. Y lo que tú sacas es caro, pequeño, y no está del todo bueno. Queda uno fatal, siempre. Al final todos comen de la comida de todos, menos una servidora, que se hace un cuenco de fideos chinos (que tardan dos minutos), por no pensar. 

Muchísimas gracias a todos los compis de viaje, que me han "aguantado", cocinado conmigo y dado mil vueltas a los ingredientes de las cosas, intentando que pudiera comer de todo. 
Y es que mientras estás en la furgo, todavía, pero en cuanto intentas ir por ahí a comer... En Almería, y nada de pescaíto frito, claro. Ni croquetas. Y las patatas ¿las habrán frito en aceite sólo para patatas? Y la paella ¿llevará cubito de caldo? ¿y colorante artificial con gluten? Por dios... hay que hacer un máster al camarero para poder comer, mientras todos a tu alrededor te miran como si fueras de Marte... Un rollo padre. 
Y yo no sé si a todos los celíacos les pasa lo mismo, pero yo al final siempre resulta que he comido algo con gluten (por cierto, ¿la mayonesa de bar puede ser apta?) y vuelvo con granos y dolor de espalda. 

Pero bueno, después de la pataleta, lo bueno de las vacaciones, esto:
Playa de los Muertos, Cabo de Gata
y esto, claro:
El Pollito con los perros en la playa, creo que de Aguamarga
La niña ha estado feliz, jugando descalcita en la arena, metiendo los pies en el mar, y rebozándose cual croquetilla. Hemos conseguido que hasta se ponga el gorro, de lo distraída que estaba.

¡¡¡Ay!!! ¡¡¡que me quiero volver!!!

Y por último, el tormentazo que nos pilló a la vuelta, con tornadito y todo: (eso de ahí a la izquierda)
Pequeño tornado, por Albacete o Cuenca, o por ahí
Para saber de qué va el rollo furgonetero-campista, podéis visitar www.furgovw.org, un foro estupendo para resolver dudas, comparar modelos y ver a qué bonito sitio me voy la próxima vez.

viernes, 15 de abril de 2011

Sobre el sueño de los bebés (más bien la falta de...)

la niña este verano, dormida (¡por fin!) en nuestra cama

Hoy hará unos tres meses que le hicimos el destete nocturno al Pollito, y hoy ha dormido ONCE HORAS SEGUIDAS. Así, en mayúsculas, primera vez en su vida. Y solita en su cuarto. Ay madre, que ya casi soy persona y no un zombie con ojeras por los pies.
Y es que el Pollito nunca ha dormido bien. Cuando nació, con un mes de adelanto, nos insistieron en que si pasaban más de tres horas entre toma y toma había que despertarla para que mamara, que era muy pequeña para estar más tiempo sin comer. Pues hasta hace estos tres meses nunca había dormido más de esas tres horas seguidas, con algunas rachas de despertarse cada hora. Y cada vez que se despertaba, mamaba. Y no unos segundos, no, las dos tetas, como diez minutos cada una.
Hace unos tres meses, después de una de esas "malas rachas" decidimos que hasta aquí. Que mejor hacer algo antes de matarnos todos en un accidente de coche. Ya llevábamos mucho leído, y desde todos los ángulos. Con un año, el Pollito había dormido en nuestra cama, en un moisés a nuestro lado, en el carrito a nuestro lado, y en cuna sidecar. Y en ningún sitio había empalmado más de tres-cuatro horas seguidas, y eso como mucho.

Cuando la niña tenía unos tres meses, empezamos con Rosa Jové,  Meredith Small, James McKenna, y Carlos González. Ellos dicen (sobre todo McKenna, un antropólogo que ha realizado varios estudios científicos serios sobre cómo duermen los bebés) que es normal que un niño se despierte muchas veces durante la noche, que algunos no acaban de despertarse del todo (los famosos "duerme sus 12 horas del tirón desde los dos meses") pero que otros sí. Que es lo natural, que se despierte, y compruebe que "todo sigue en orden" antes de volver a dormirse, y que lo mejor es tenerlo en la cama, para que en hacer la comprobación no tarde mucho, se espabile, y en cambio se vuelva a dormir enseguida. Que si quiere teta, pues se le da, y si te duermes, pues no pasa nada.

La teoría muy bonita, pero yo con el Pollito en la cama no dormía bien, la cama era pequeña, y yo tengo problemas de espalda y me muevo un montón. Además, si la niña sólo mamaba de una teta, se despertaba antes que si hacía la toma completa, así que yo intentaba darle las dos, y me espabilaba. La niña no, dormía otras tres horitas, pero yo no me dormía tan rápido...

Fue el momento en que la  pusimos la cuna sidecar y nos pusimos a practicar los consejos de Elisabeth Pantley. Si tenéis problemas, comprad el libro, en serio. Hicimos un montón de las cosas que recomendaba: horarios, rutinas, intentar que comiera más durante el día... lo que mejor funcionó fue el cambio de la rutina de justito-justito-antes de que el niño se duerma.
Lo que dicen es que el niño registra lo que hay a su alrededor justo en el momento en el que se duerme, y que cuando se despierta quiere que todo esté igual. Como si uno se acuesta en una cama, y se despierta en salón. Shock, intranquilidad, ¿cómo he llegado hasta aquí? y hasta que no vuelves a tu cama, no duermes. Pues con el niño igual. Si justo al caer rendido, estaba en brazos de mami, con la teta y en la boca, y me cantaban una nana, pues ¡lo quiero otra vez igual!. Con el paso de los meses, se convierte en un reflejo condicionado, y el niño es incapaz de dormirse de otra forma. (Que a mí también me cuesta dormir en otra cama que no es la mía, con otra almohada, y si no me tapo hasta la mitad de la cara, pues como que no estoy cómoda...).
Así que el consejo de Pantley es: haz todo lo quieras, que te funcione, para dormir al niño. Teta, nana, acunar, bailar, paseo en el pañuelo (bendito fular), lo que sea. Pero justo cuando el niño va a cerrar los ojos y cuajarse, lo quitas del pecho, y lo pones a dormir donde vaya a pasar el resto de la noche. En tu cama, en su cuna... donde tú quieras. Pero con la espalda en el colchón y sin la teta en la boca.
Si vuelve a despertarse, y a llorar, repetimos secuencia, hasta que el bebé se duerma del todo, sin el pecho en la boca y en el colchón.

A nosotros esto nos funcionó, y el Pollito aprendió a dormirse a su hora, a las 8, y no estar rondando despierta hasta las mil y monas. Y empezó a dormirse tumbadita en su cuna sidecar. Y empezó a alargar las tomas, llegando hasta las seis horas entre toma y toma.
Pero entonces se puso malita, con diarreas, no cogía peso... y otra vez a hacer mil tomas por la noche. Durante el día no, que ella estaba muy entretenida aprendiendo a ponerse de pie, a andar y trepar...
Y entonces yo espabilé, me acordé de que mi trabajo consiste en crear protocolos para modificar conductas, y tomé las riendas de la situación.
Y contaré cómo en otro post, que este está muy largo.
Próximo episodio en su casa...

martes, 12 de abril de 2011

De fin de semana con niños, perros, furgonetas...

Furgos al amanecer, área recreativa del Algarbe. Foto: Guardabosques
Aprovechando estos días tan buenos, nos hemos ido de fin de semana a Albarracín, con los amigos. Seis furgonetas, 12 adultos, 8 niños, 5 perros y un loro. Mucho lío, pero genial. El campo estaba precioso, el paisaje de la Sierra de Albarracín es una pasada, parece que estás en otro país, porque hay kilómetros y kilómetros de bosque y praderas, de valles cerrados con minúsculos pueblines, y riachuelines preciosos con cascadas (vale, sí, eso este fin de semana, que todavía no ha entrado el calor).

Cascada del Molino Batido, en Calomarde. Foto: Teresa Marías

Paisaje de la Sierra de Albarracín. Foto: Manolín

Pues eso, nos lo hemos pasado fenomenal, nos hemos puesto moraos de comer cosas ricas (gracias por las paellas y fideuás, y por los embutidos de la zona, de muerte), y nos hemos reído muchísimo con tanto niño y tanto perro junto. Los niños, emocionados, llevando a los perros de la correa y tirándoles pelotas, dándoles "bolitas" para comer y persiguiéndolos arriba y abajo. ¿Y los perros? pues encantados, siguiendo a los niños por todas partes, detrás de las pelotas y de las cosas ricas que los niños dejan caer accidentalmente.

Una amiga mía  tiene un perrito pequeño que hace un par de años no podías ni tocar. Con mucho trabajo y paciencia hemos conseguido que paseara de la correa con los niños, que se acercara a ellos, que se dejara coger y acariciar, ¡y dándole al rabito!. Grandes progresos para un perrito.

Os pongo un vídeo de mi niña tirándole la pelota al perro, y el perro devolviéndosela. En dos meses pongo al Pollito en nómina en la empresa, je je, que va para adiestradora. Y sí, como dice el vídeo, el perrote está cojo, porque ya tiene una edad, y una artrosis, y el "pobre" ha tenido mucho trote este fin de semana, y ha tenido que ir medicado. Eso sí, se lo ha pasado genial, jugando sin parar. La perra Rottweiler que se ve en el video es Arisa, tiene un añito, y gracias a que sus dueños se lo han currado, tiene un trato y una educación estupendos, tanto con adultos como con niños, y también con otros perros.



Ahora, volver a ver el vídeo, y fijaros en Arisa, la perra rottie, que tiene la mirada fija en algo. Ese algo es mi perra, que está algo alejada, mirándola también. Como la otra la mira fijamente, no se atreve a acercarse. Al poco, la perra grande se distrae, y Tosca se acerca corriendo, directa hacia ella. Un momento antes de llegar a su altura, la perrita se gira y le da el costado, y la rottie da un saltito para ponerse en posición de "T", con el cuerpo tenso y la cabeza y el rabo en alto, una especie de "aquí mando yo, no te me pases" rápido. Tosca, que pasa de problemas pero tampoco se achanta, se queda quieta un momento, sin mirarla, "dejándola hacer" mientras Arisa la huele, luego la perrita se chupa los labios ("soy inofensiva"), y pasan a olisquearse los hocicos, y se separan. Entonces la rottie se acerca a Marco, esta vez con la cabeza agachada. Un poco de lío, porque todavía es joven y no sabe cuanto ocupa, y sigue jugando con la pelota. Como Marco coge la pelota, y no la comparte, Arisa le da señales de juego, pero el perro está viejo, y no quiere perseguirla (se pasaron así todo el fin de semana). En el minuto 01:04 (aprox) Arisa se pone nerviosa, y empieza a ladrar. Y Tosca la "regaña", ladrándola, con todo el cuerpo tenso. Se puede ver que la rottie también empieza a tensarse, se pone en posición de juego para señalar que no es de verdad, pero Tosca no para, y es cuando Guardabosques le llama la atención. La perrita se da la vuelta, y esto no se ve, pero se agita y Arisa se relaja y se va por otro lado.

Y todo esto en poco más de un minuto. Cuando hablemos de las "señales de calma" volveré a repasar este vídeo, y algún otro.
A pasar buena semana, que ya estamos preparando la Semana Santa, y ¡va a ser aún mejor!

miércoles, 6 de abril de 2011

Echamos de menos la teta

Dándole el pecho al Pollito, la última foto que tengo, de cuando tenía unos nueve meses
Hacía como un mes que Pollito no quería teta. A primeros de Febrero, después de unas vacaciones en las que el  Guardabosques y yo no dormimos en toda la semana (mi niña decidió que mamar cada hora era lo que más le gustaba por las noches), decidimos, con mucho dolor de corazón, pero mucho más sueño, hacerle el destete nocturno. Pollito ya casi no quería mamar durante el día, mucho más interesada en gatear, ponerse de pie y descubrir mundo, pero pensamos que si le quitábamos las tomas nocturnas pondría más interés en las diurnas.
No nos costó más de una semana que dejase la teta de noche, poco a poco y casi sin llorar (ya contaré cómo en otro post, que hoy no viene a cuento). Y comenzó a despertarse cada 3-4 horas otra vez, y a dormirse casi de inmediato cuando se despertaba. Algunos días sólo se despertaba una vez en toda la noche, y alguna incluso ¡la durmió del tirón! Esto fue el lado bueno. Bueno, el lado maravilloso, porque desde entonces ya casi casi somos personas otra vez.
El lado triste (para mí) es que a Pollito le siguió sin interesar mamar durante el día, y un mes después sólo hacía dos tomas diarias, la de la mañana y la de antes de acostarse, muy cortitas, y casi "por obligación", como para no dejarme mal, ya que había sacado la teta...
Así que decidí dejar de comerme la cabeza, y me planteé que si la niña no pedía, yo no la iba a perseguir. Que si había que darle yogur y leche en vaso, para que completase la "dosis" diaria de lácteos, pues ¡hala!. Y primero dejó la toma nocturna, y en un par de mañanas que se levantó con su padre en vez de conmigo, dejó la toma de la mañana también. En quince días había dejado de mamar del todo. Y a mí me dejó un agujerito en el corazón.

Pollito ni se había vuelto a acordar de que mamá daba la teta, hasta que hace unos días tuvo fiebre, y luego ha pasado una racha muy mala de dolor de dientes. Mi niña, que normalmente es una desapegada, de repente ha querido mimos. Y llevamos una semana que la pobre intenta mamar todos los días un rato. Y claro, no sale nada. Me da mucha penita, porque ella se pone, mama, y a los pocos segundos se aparta con cara de asombro, me mira, y me da en la teta con el dedito, y me vuelve a mirar, como si pensara "se ha roto, no sale nada". Yo la achucho, la beso, la abrazo mucho, y le intento dar agua, o algo de comer, por si es que además del mimo es que tiene hambre, o sed. Pero no, quiere mami. Quiere su teta.
Eso sí, enseguida se le pasa, se pone otra vez contenta, a pulular por ahí, y a trepar por todas partes.
Pero a mí me vuelve mi agujerito.
El tiempo pasa, mi Pollito crece, ya es menos bebé...
Pero ¡ay! ese agujerito...

lunes, 4 de abril de 2011

De la Socialización


En otras entradas he hablado de los problemas que pueden tener los animales que no han tenido una buena socialización, pero ¿qué es la socialización?

La socialización es un periodo durante el cual los cachorros son más sensibles a las relaciones sociales. Aprenden a relacionarse con sus hermanos de camada, con su madre, y con cualquier animal (incluidos nosotros) con el que tenga contacto. En los perros esto sucede entre las 3 y las 14 semanas y en los gatitos algo antes, y dura unas semanas menos. Esta es la edad en la que los cachorros "saldrían de la madriguera" y conocerían a los miembros de su manada o grupo.

Durante el periodo de socialización, conviene que el cachorro tenga tanto contacto con personas y con otros perros como sea posible. Cuantas más personas, más edades distintas, colores de piel, tamaños y formas de vestir distintas como sea posible, y con perros de distintas razas, tanto adultos como cachorros. Si queremos que el perro tenga buena relación con otras especies animales (gatos, conejos, ovejas, caballos...) fomentaremos su relación durante este periodo.

Este tramo sensible no es rígido, no es que a las 14 semanas ¡se acabó, ya no hago más amigos!. Hay perros que les dura más o menos tiempo, y aunque se haya acabado, esto no quiere decir que ya no haya "marcha atrás" y que el perro no se vaya a llevar bien con lo que no ha conocido en este periodo. Pero sí es verdad que puede ser más complicado, y en algunos casos extremos, de animales que han vivido en aislamiento total hasta la edad adulta, puede ser imposible.

Muchos casos me vienen porque cuando eran pequeños no tuvieron experiencias con niños, o con tráfico, o con personas distintas (de otras etnias, por ejemplo) y ahora les tienen miedo, o se comportan con agresividad. Cuando el perro es adulto, se necesitan horas de terapia, pero cuando es cachorro es fácil y natural.

Si el cachorro crece en un ambiente limitado, sólo con gente, por ejemplo, pero sin perros, puede hacer una socialización primaria hacia la especie con la que ha tenido contacto, y no con la suya. Esto da problemas en la edad adulta, y son perros que típicamente "se creen persona". No quieren tener contacto con otros perros, y prefieren la compañía de humanos, no montan los machos, o no se dejan cruzar las hembras. El problema más frecuente en estos perros es que muerden fuerte, mientras juegan o cuando tienen agresividad, porque la intensidad del mordisco se aprende a controlar con los compañeros de camada o con la madre. Los cachorros criados solo con gatitos, por poner otro ejemplo, no aceptan otros perros como de su misma especie, y no adoptan posturas de comunicación típicas de perro, sino de gato. Los gatos separados al nacer de su madre y criados con biberón pueden tener conductas de juego atípicas, en las que el comportamiento de caza está muy exagerado, y no controlan sus uñas y dientes, "cazando" a sus dueños y produciendo lesiones.

También hay que tener en cuenta que entre las 8 y las 10 semanas pueden pasar una fase de miedos. Los cachorros son más sensibles a los estímulos fuertes, y si las experiencias durante este período no son positivas, se pueden crear traumas difíciles de corregir en el futuro.

Después del periodo de miedo, se abre otra "ventana" para la socialización, hasta los 6-8 meses de edad, el llamado periodo juvenil. Aunque es más débil, y puede costar más trabajo la socialización en esta etapa, es importante no pensar que el trabajo terminó, y seguir presentando novedades, para que el perro "asiente los conocimentos", sobre todo para que practique la comunicación con otros perros, y aprenda a reconocer y a utilizar las señales de calma, por ejemplo.

¿Qué podemos hacer con el cachorro para que socialice bien?


Debemos presentarle a las personas, animales y objetos con los que vaya  tener que convivir durante su vida:

  • Personas de ambos sexos, adultos, ancianos y niños, personas con bolsas, muletas, cascos, sombreros... de etnias distintas
  • Perros de cuantas más razas y tamaños mejor, adultos y cachorros, con los que pueda jugar de una forma positiva
  • Objetos cotidianos que puedan asustar: carritos de niños, carros de la compra, bolsas, maletas, paraguas cerrados y abiertos, patines, bicicletas, coches, motos, el camión de la basura...
  • Ambientes variados: calles con mucho tráfico, centros comerciales llenos de gente, parques con niños corriendo y gente haciendo deporte.
  • Animales distintos con los que quieras que se lleve bien: gatos, conejos, caballos, animales de granja...
Por eso es importante elegir bien el cachorro que se adquiere, porque cuando los adoptamos con 8 semanas gran parte de la socialización ya ha pasado, y si se hicieron las cosas bien, más fácil será para nosotros. Además, según los estudios, la edad óptima para llevarse un cachorro a casa es entre las 7 y las 9 semanas, que ya ha aprendido mucho de su madre y hermanos, y está preparado para conocer una nueva familia/manada.

Pero si no se han hecho las cosas bien, nunca es tarde para empezar. ¡A socializar todo el mundo!